Aeropuerto de Fráncfort, 6:30 de la mañana del 24 de diciembre de 2011
Terminal 2, puerta D23
Miro hacia atrás mientras espero a que abran la zona de embarque del vuelo que me llevará a pasar las vacaciones de Navidad en Gran Canaria. Dentro de unas semanas se cumplirá un año del comienzo de mi viaje como traductora emigrante en tierras alemanas. A lo largo de estos meses he pasado por diferentes estados de ánimo. Desde la euforia inicial y la emoción de los primeros meses, hasta la inevitable morriña que nos afecta a todos cuando las emociones empiezan a equilibrarse. El país que era nuevo y desconocido empieza a adquirir colores familiares y rutinarios; la tierra natal que muchas veces resultaba monótona y aburrida se convierte ahora en la tierra prometida.
Diciembre es el mes de los propósitos para el año nuevo. Además de retomar algunos idiomas que dejé aparcados en diferentes momentos de mi vida, me gustaría darle un toque de aire fresco al blog. Tengo varias ideas que llevo barajando desde hace un tiempo, aunque me gustaría probar diferentes cosas a modo de experimento. Otro de los propósitos es asistir como mínimo a dos congresos de traducción. También me gustaría aportar mi granito de arena a la corriente de motivación para traductores que parece reinar durante este último trimestre. Porque hace mucha falta. Siempre he pensado que, por muy mal que vayan las cosas, con optimismo se vive mejor.
Las Palmas de Gran Canaria, 14:00 del 24 de diciembre de 2011
Salón de mi casa, maletas sin deshacer
Ha sido un vuelo un poco movidito al principio: teníamos fuertes vientos de cara. Me ha dado tiempo de terminar de ver la película «En busca de la felicidad«, de la que puse un vídeo en otra entrada. La escena que más me gusta es cuando Chris y su hijo están sentados en la estación de tren. El hijo está bastante desanimado y adopta una actitud derrotista, impropia de él, pero Chris consigue devolverle la ilusión usando la capacidad imaginativa de su hijo. Terminan pasando la noche en los aseos del metro, pero ese momento tan duro queda envuelto en una metáfora. Algo similar ocurre en «La vida es bella» (otra película imprescindible), cuando Guido intenta evitar que su hijo descubra los horrores de la guerra en la que están inmersos.
Creo que los mensajes de ambas películas son muy necesarios hoy en día, con la situación de la economía, el pesimismo conquista los ánimos a pasos agigantados. Aunque quiero dedicar una entrada a mis recursos de cabecera en cuanto a motivación y optimismo se refiere, me gustaría aprovechar el día de hoy para desearos a todos una Feliz Navidad y que todos vuestros sueños se cumplan en el año 2012. Aunque estos días no dejamos de recibir mensajes de este tipo de todo el mundo y pueden llegar a cansar, a todos nos viene bien dejarnos llevar por los sueños y la ilusión, porque un mundo mejor es posible. Y para ello, los sueños son esenciales. Al igual que Chris, es importante tener sueños que cumplir, metas por alcanzar. Y, a veces, después de muchos intentos, si nos tomamos un respiro, quizá la oportunidad llega a nuestra puerta sin buscarla. Como dice el refrán: «Cuando menos lo esperas, salta la liebre». O puede que aparezcan otras oportunidades mucho mejores.
Espero que el próximo año nos traiga a todos muchas cosas positivas que contar y compartir.
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