La cuestión de las tarifas es uno de los temas que más preocupan a los traductores que empiezan. Es muy habitual que los traductores noveles se planteen cuestiones como: «¿Cuánto cobrar por una traducción?» o «¿Qué tarifa debo cobrar por palabra?».
En estas líneas pretendo recoger unas sencillas pautas que puedan servir de ayuda a aquellos que desean obtener más información sobre este tema.
1. Dale a tu trabajo el valor que se merece (y que tiene).
Quizá parezca algo obvio, pero es bastante frecuente ver comentarios del tipo: «2 000 euros por un texto de 20 000 palabras es muy caro. Si voy a tardar dos semanas, ¿cómo voy a cobrarle 2 000 euros?» que salen del teclado de traductores que empiezan. ¿Qué les ocurre? Que calculan que van a tardar unos 10 días laborables en hacer esa traducción y si por 10 días cobran 2 000 euros, si trabajasen todo el mes ganarían 4 000. ¿Cuál es el fallo? Los traductores autónomos no tienen trabajo de manera constante: hay semanas en las que no tienen encargos y otras en las que tienen que trabajar en varios proyectos al mismo tiempo, por lo que no siempre es posible facturar un mes completo. Además, piensan que esos 2 000 euros que deberían cobrarle a su cliente son ingresos netos, pero se olvidan de que un traductor autónomo tiene que hacer frente a gastos que un traductor en plantilla no tiene y esos 2 000 euros se quedarán en mucho menos al calcular los ingresos netos.
2. Ten ganas de ganar (mucho) dinero.
Otra frase que parece obvia, pero que está relacionada con lo anterior. El pasado verano estuve haciendo un curso de Traducción y Nuevas Tecnologías en la Universidad de Alicante y en el taller de Gestión de proyectos el profesor nos preguntó: «¿Cuánto queréis cobrar como traductores?». Como nadie decía nada, me lancé y dije que 4 000 euros al mes. Una cifra elevada, sí, (el profesor pensó lo mismo), pero creo que es mejor tener unos objetivos superiores a lo que realmente se puede llegar a obtener cuando uno empieza (llevo cinco años en esto y todavía me queda mucho camino por recorrer). Con unas expectativas tan elevadas sé que debo esforzarme por diferenciarme de la competencia, ofrecer lo que el resto no es capaz de dar y ser mejor para poder «permitirme» llegar a esa cifra. Evidentemente, al salir de la carrera los ingresos serán reducidos o inexistentes, pero eso ocurre en todas las profesiones. Para convertirse en un profesional hay que tener experiencia, es necesario especializarse, formarse, equivocarse, reciclarse y ofrecer servicio y calidad. Además, como decía en el primer punto, al ser traductor autónomo el trabajo no es constante, por lo que los ingresos también fluctúan y la única manera de sobrevivir es tener una planificación de gastos y un colchón financiero. ¿Se puede tener un colchón financiero con 1 500 euros al mes?
Por otro lado, creo que todos queremos ganar el máximo posible, ¿o no? Además, que nos pongamos como meta una cantidad elevada no quiere decir que la vayamos a conseguir. ¡Ojalá! Y en caso de que la consigamos, ¿es malo? Si nuestro objetivo es elevado como esos 4 000 euros, no nos sentiremos mal si solo conseguimos llegar a la mitad. Pero si nos ponemos como objetivo una cantidad algo más modesta como, por ejemplo, 2 000 euros, y solo conseguimos la mitad, el sentimiento de decepción será mayor. ¿No creéis?
3. Calcula los gastos a los que debes hacer frente cada mes.
Para ello, la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (Asetrad) elaboró una herramienta llamada CalPro que permite hacer estos cálculos con facilidad. Se puede descargar desde aquí o desde la página de la asociación. Como muestra, la hoja de cálculo CalPro indica que un traductor autónomo debe hacer frente a casi 2 000 euros de gastos mensuales sin contar con hipoteca o alquiler del piso (en la muestra solo se tienen en cuenta 200 euros para el alquiler de una oficina). Quizá ese objetivo de 4 000 euros del que hablaba anteriormente no sea una cifra tan descabellada.
Además, con CalPro también podemos averiguar lo que ganamos, lo que debemos cobrar y lo que debemos trabajar para conseguir la cifra que deseamos. Como respuesta a los datos que se incluyen como muestra en esta hoja de cálculo, CalPro estima que se debe cobrar 0,10 euros por palabra.
4. Investiga lo que cobran tus compañeros de especialidad y combinación lingüística.
Con varias búsquedas en Internet es posible averiguar qué es lo que cobran otros traductores de la misma combinación y especialidad. Igualmente, algunas asociaciones como TRIAC daban tarifas orientativas, aunque la ley de la competencia en Europa ha cambiado estos años y ya está prohibido. Podemos rescatar la relación de tarifas de esta encuesta de tarifas de 2007 que estaba alojada en la web de la antigua TRIAC, ya que en ella se distingue entre tarifas «habituales» (medias), altas y bajas y sobre todo, se distingue entre agencias nacionales y extranjeras y entre clientes directos nacionales y extranjeros. Ojo, que han pasado unos años y se debería tener en cuenta la inflación.
5. El bolsillo del cliente siempre tiene la razón.
En la encuesta de tarifas que se incluye en el punto anterior se hace una distinción fundamental entre clientes nacionales y extranjeros. Este dato es muy importante puesto que, aparte de fijar unas tarifas mínimas y de tener en cuenta la combinación de idiomas y la especialidad, es fundamental fijar las tarifas según la ubicación del cliente. ¿Por qué? Lo veremos en la próxima entrada.
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